Cuando
escuché la noticia no podía creer que fuera verdad. Me cuesta entender que
cosas tan terribles puedan ocurrir más cerca de lo que una quisiera. Malos
sucesos invaden a diario los periódicos. Este, por algún motivo que desconozco,
me
ha tocado por dentro.
La barbarie
se ha cebado con un grupo de niñas nigerianas, mujeres a medio hacer que
aprendían a leer y a escribir. Niñas que han de luchar día a día contra un
montón de vicisitudes para poder acceder a una educación mínima, básica.
¿De qué
tienen miedo esos bárbaros que las han secuestrado? ¿Ven en ellas una amenaza?
¿Callan al más débil porque en su interior saben que en un futuro les pueden
vencer? No con armas, ni con bombas. Algún día ganaran la guerra con palabras,
conocimiento y educación. De este modo, podrán cambiar esa sociedad gangrenada
por la crueldad de los que se consideran más fuertes.
Solo se
llevaron a las niñas, esta vez los niños no fueron objeto de vejaciones varias.
Los separan de las niñas en otras aulas. Saben que podrán llegar a ser futuros
soldados de la muerte. Algunos se convertirán en violadores, secuestradores,
asesinos. Es lo que aprenden cada día.
Me enfurece
que un grupo de niñas haya sido secuestrado para luego violaras, venderlas o
matarlas por el simple hecho de implantar una ideología basada en el miedo y en
el más descabellado de los horrores. Me hace perder la poca fe que me queda en
el ser humano.
¿Os podéis
imaginar que en este llamado “nuestro primer mundo” un buen día no nos
devolvieran a nuestras hijas del colegio? ¿Cabe en la cabeza de alguien que no
las volviéramos a ver? ¿Qué las vendieran a algún desalmado? ¿Qué las
ultrajaran? Se me ponen los pelos de punta solo de pensarlo.
Es probable
que no podamos hacer nada. A lo mejor entre todos, levantado un poco la voz, en
un grito conjunto, podamos llamar la atención de las autoridades o de los que
sí pueden mover los hilos y hacer algo positivo al respecto. Lo ideal sería
despertar la conciencia (si es que algún día la tuvieron) de esos malnacidos
que no respetan ni a sus madres, ni a sus hermanas, ni a sus mujeres. ¡Qué
difícil es ser hija en una realidad tan dura donde las futuras mujeres no
tienen valor alguno!
Desde estas
líneas, con la palabra y algo de humildad, quiero dar mi apoyo a estas
indefensas niñas nigerianas que les tocó nacer un una sociedad que las intimida
y las oprime. Deseo que regresen pronto a sus hogares, y que desde allí, sigan
aprendiendo para tener un futuro mejor. Su presente está roto.
Quiero
apoyar a todas esas mujeres que carecen de derechos, y que en su rutina tienen
que aguantar atrocidades. Muchas mueren solo lo por decir lo que piensan. Son
muy valientes dando la voz y la palabra
en sociedades que se las anula.
Me gustaría
que toda esa oscuridad que les tapa su luz, se desvanezcan tan rápido como un
parpadeo, y así sus ojos vean que otra forma de vida es posible.
No más
lágrimas. No más secuestros. No más violaciones. No más humillaciones.
Todas las
niñas y mujeres del Mundo tienen derecho a vivir con la dignidad y el respeto que
se merecen.
Ellas
también cuentan…
# BRING OUR
GIRLS BACK
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