sábado, 24 de mayo de 2014

Almudena Grandes

El pasado jueves 22 de Mayo, Almudena Grandes visitó la Casa Museo Galdós en Las Palmas de Gran Canaria, deleitándonos con su forma de pensar, de escribir y de vivir.


Se autodefinió como una hooligan de Galdós, al que adora por su forma de escribir. Cada vez que hablaba de él o de alguno de sus personajes, le brillaban los ojos. Para ella es su referente, su maestro, su ídolo. Ha copiado su idea de los Episodios Nacionales, y con mucho respeto a su escritor favorito, está creando los suyos propios, en una España de posguerra que posee infinitas historias que merecen ser contadas.

Dice estar unida sentimentalmente a Las Palmas de Gran Canaria, pues sus dos grandes amores fuera de su familia fueron Don Benito y el Doctor Juan Negrín. ¡Casi nada!


Gran conversadora, habló de muchas cosas. Para ella, la gran revolución del siglo XX fue el feminismo, que luchó por la igualdad entre hombres y mujeres. Ahora, aunque parezca increíble, las mujeres tienen que seguir luchando, no pueden dormirse. El problema que se plantea, es averiguar “el cómo”, pues en muchas parcelas sociales estamos caminando hacia atrás, perdiendo derechos. Para ella, estamos en el Post Feminismo, y hay que seguir batallando para que se nos escuche a todas, en todas partes.

Le preguntaron que qué pensaba de la literatura femenina. Para ella, este es un concepto erróneo. No  se debería hacer esa distinción, hay buena o mala literatura, punto. Da igual si lo escribe un hombre o una mujer. Ella apuesta por la buena literatura.

Su primera novela, “Las edades de Lulú”, la dio a conocer, abriéndole muchas puertas. Novela erótica, tan de moda hoy en día, le daría mil vueltas a las sombras que pululan hoy por las librerías de medio mundo. En su segunda novela, quiso demostrar que sabía de letras, usando muchos adverbios, que ahora le hacen daño a los oídos. En sus comienzos, trabajó escribiendo por encargo para editoriales. Era lo que hoy se conoce como un “negro”, escribiendo para otros. Eso le dio callo para aprender el oficio. Hoy, escribe lo que quiere. Eso sí, dice ella, respetando a mis lectores y a mí misma. Es una de las pocas mujeres de este país, que vive de la literatura.



Destacó la importancia de la estructura de la novela, la gran olvidada para Almudena Grandes. Nombró a muchos autores, muchas novelas pendientes por leer. Y para los que escriben, citó una frase de Tolstoi: “El estilo debe ser más limpio que brillante”. Tomen nota, queridos escribanos.

Hija y nieta de poetas aficionados, leía desde muy pequeña. Cuenta, que un verano en la Sierra, ya no tenía nada que leer, pues se gastó los ahorros en la feria del libro, devorándolos en un par de días. Aburrida, encontró en la casa de su abuelo, unos tomos gordos y rojos con la cara de Don Benito Pérez Galdós, y en ese momento, se hizo galdosiana de por vida. Lo primero que leyó fue “Tormento”, que la cautivó desde la primera línea.

Intentaron sonsacarle temas políticos, para que dijera lo que pensaba. Muy prudente al respecto, no quiso mojarse mucho, no se fuera a empapar. Colchonera hasta la médula, siempre fiel al Atlético de Madrid, como su gran amigo Sabina. Fútbol y literatura no tienen por qué ser incompatibles.

Yo llegué a Almudena Grandes desde muy jovencita. Seguí su trayectoria desde su primera novela. Leía sus artículos de El País, y más o menos la iba siguiendo. Desde pequeña me gustaba escribir, y ella, representaba un ídolo para mí, un buen ejemplo a seguir. Una teme acercarse a esos escritores que te gustan, por miedo a que cuando hables con ellos, sean antipáticos, o peor aún, soberbios. Siempre quise conocerla, y he de confesar que me entró un ataque de timidez galopante cuando hablé con ella.

Cansada, agotada, estuvo hasta el final firmando a sus fans, seguidores incondicionales que leen todo lo que ella escribe. Yo dejé de leerla, le fui infiel con múltiples escritores. Hoy vuelvo a ella, con ganas de leer las novelas que me faltan, esperando (como dice ella) que me conmuevan. Salí de la charla, con muchas ganas de leer a Galdós, buena literatura del pasado, muy acorde con los tiempos que vivimos.

Me encantaría poder compartir con Almudena un almuerzo o una cena, para poder hablar de muchos temas, de buena literatura, de la vida. Llegué a mi casa con un nuevo sueño hecho realidad: haber conocido a Almudena Grandes, una mujer asequible, cercana y humilde. Hace honor al apellido que lleva.

Para finalizar, sonriendo, nos dijo: “con el paso de los años, estoy más gorda y con más arrugas, pero me siendo poderosa. Escribo lo que quiero y ya no se me revela ningún personaje, mandó yo en todo el texto.”



Durante la charla, se escuchó un gran golpe, que silenció la sala. No pasa nada, dijeron. A los cinco segundos, otro estruendo nos dejó en silencio otra vez. ¿Sería el espíritu de Don Benito?



Manuela Guimerans Ferradás

domingo, 11 de mayo de 2014

# BRING BACK OUR GIRLS

Cuando escuché la noticia no podía creer que fuera verdad. Me cuesta entender que cosas tan terribles puedan ocurrir más cerca de lo que una quisiera. Malos sucesos invaden a diario los periódicos. Este, por algún motivo que desconozco,  me  ha tocado por dentro.

La barbarie se ha cebado con un grupo de niñas nigerianas, mujeres a medio hacer que aprendían a leer y a escribir. Niñas que han de luchar día a día contra un montón de vicisitudes para poder acceder a una educación mínima, básica.

¿De qué tienen miedo esos bárbaros que las han secuestrado? ¿Ven en ellas una amenaza? ¿Callan al más débil porque en su interior saben que en un futuro les pueden vencer? No con armas, ni con bombas. Algún día ganaran la guerra con palabras, conocimiento y educación. De este modo, podrán cambiar esa sociedad gangrenada por la crueldad de los que se consideran más fuertes.

Solo se llevaron a las niñas, esta vez los niños no fueron objeto de vejaciones varias. Los separan de las niñas en otras aulas. Saben que podrán llegar a ser futuros soldados de la muerte. Algunos se convertirán en violadores, secuestradores, asesinos. Es lo que aprenden cada día.

Me enfurece que un grupo de niñas haya sido secuestrado para luego violaras, venderlas o matarlas por el simple hecho de implantar una ideología basada en el miedo y en el más descabellado de los horrores. Me hace perder la poca fe que me queda en el ser humano.

¿Os podéis imaginar que en este llamado “nuestro primer mundo” un buen día no nos devolvieran a nuestras hijas del colegio? ¿Cabe en la cabeza de alguien que no las volviéramos a ver? ¿Qué las vendieran a algún desalmado? ¿Qué las ultrajaran? Se me ponen los pelos de punta solo de pensarlo.

Es probable que no podamos hacer nada. A lo mejor entre todos, levantado un poco la voz, en un grito conjunto, podamos llamar la atención de las autoridades o de los que sí pueden mover los hilos y hacer algo positivo al respecto. Lo ideal sería despertar la conciencia (si es que algún día la tuvieron) de esos malnacidos que no respetan ni a sus madres, ni a sus hermanas, ni a sus mujeres. ¡Qué difícil es ser hija en una realidad tan dura donde las futuras mujeres no tienen valor alguno!

Desde estas líneas, con la palabra y algo de humildad, quiero dar mi apoyo a estas indefensas niñas nigerianas que les tocó nacer un una sociedad que las intimida y las oprime. Deseo que regresen pronto a sus hogares, y que desde allí, sigan aprendiendo para tener un futuro mejor. Su presente está roto.

Quiero apoyar a todas esas mujeres que carecen de derechos, y que en su rutina tienen que aguantar atrocidades. Muchas mueren solo lo por decir lo que piensan. Son muy valientes dando la voz  y la palabra en sociedades que se las anula.

Me gustaría que toda esa oscuridad que les tapa su luz, se desvanezcan tan rápido como un parpadeo, y así sus ojos vean que otra forma de vida es posible.

No más lágrimas. No más secuestros. No más violaciones. No más humillaciones.

Todas las niñas y mujeres del Mundo tienen derecho a vivir con la dignidad y el respeto que se merecen.

Ellas también cuentan…



# BRING OUR GIRLS BACK